A este ritmo, la única sección estable del blog desaparecerá. Voy a hacer como los políticos, y le echaré la culpa a la crisis. En mi caso, como no tengo internet ni dinero para ponerlo en casa, pues ya solo me puedo conectar en horas de trabajo... que no siempre puedo.

Muy rápidito, un repaso a la lectura que va desde más o menos el final de enero hasta la fecha:



- Las manos pequeñas, de Andrés Barba. Un regalo, de un autor del tipo que me gusta (poco conocido en los círculos en los que me muevo). Aprovecho la ocasión para decir que es un placer leer algo suyo, incluso una historia tan terrorífica y sombría como esta. El argumento, a grandes rasgos: una niña pequeña pierde a sus padres en un accidente de coche, y es enviada a vivir a un orfanato. Allí, la única forma que tiene de comunicarse con las demás niñas (que llevan toda su vida en el orfanato y no conocen otra cosa) es a través del juego. Es una novela corta, con un lenguaje intimista y con un final sangriento, como solo podría ser en una novela protagonizada por niños siniestros.


- La casa del sueño, de Jonathan Coe. Es la segunda vez que leo este libro. La primera vez, tenía yo unos 19 años y poco o nada sabía de algunos de los temas de los que habla este libro. Ahora, con la mirada cansada de los adultos, me maravilló de la historia de recovecos, amores y azar sobre un grupo de compañeros y sus recuerdos en la universidad. De la vida que planeamos y que acabamos llevando resulta a veces ser muy distinta, tal y como se distinguen la realidad de los sueños.


- La cuarta mano, de John Irving.


La historia, para quitármela de encima rápido: Un periodista pierde la mano en un accidente mientras realiza un reportaje. Un tiempo después, le ofrecen la posibilidad de hacer un trasplante, usando la mano de un donante fallecido hacía poco. Es entonces cuando el periodista, que siempre ha tenido relaciones fugaces con todo tipo de mujeres, se enamora de la viuda del donante, una mujer extraña que le acaba proponiendo un trato igual de extraño...


Exceptuando unos párrafos y algún capítulo muy divertido e interesante (el viaje a Tokio, la historia del médico que se ocupa de la operación), el resto del libro me pareció flojo. Me esperaba un poco más de Irving, después de leer Una mujer díficil y El mundo según Garp.


- Agnes Grey, de Anne Bronte


La más pequeña de las hermanas Bronte es también la más desconocida de las tres. No tiene personajes tan oscuros y ambiguos como Heathcliff, ni tan imponentes como el señor Rochester; pero sí interesantes. Ella misma decía que no quería escribir "dulces ñonerías". Su primera novela es casi autobiográfica: Agnes Grey narra para un lector invisible sus experiencias como institutriz. Su familia acababa de quedarse arruinada, y ella, con apenas 17 años, decide emplearse como profesora para familias. Su primer trabajo, como el de cualquiera que haya empezado en el mundo laboral, resulta ser frustante y humillante, pero Agnes consigue otro un poco mejor en la casa de una familia rica y de ascendente noble. Anne Bronte, como su personaje, también pasó por una situación similar, aunque el final de la historia de Agnes Grey contiene más vida que de la propia Anne, que fallecería con 29 años. Solo llegó a publicar este libro y "La inquilina de Wildfell Hall", además de algunos poemas y relatos fantásticos.
Además de novelas, también he aprovechado los fondos de la biblioteca universitaria para leer algunas obras teatrales, como "La señora tártara" de Francisco Nieva, y "Casa de muñecas", de H. Ibsen. A falta de dinero para ir al teatro, buenas son las lecturas.

Un saludo!