Mezquita de Ibn Tulun



La primera etapa del viaje consistió en el feliz reencuentro con amigos en el mismo aeropuerto de El Cairo. Desde la furgoneta camino a nuestra casa esos días, cena y cama vimos el resto de una tormenta de arena, y también la locura del tráfico en esta ciudad.


Al día siguiente, nuestros anfitriones nos llevaron a conocer El Cairo Islámico: la mezquita de Ibn Tulun, los puestos del mercado, las calles, los zumos, la gente y la comida. Allí, también disfrutamos de lo que es algo muy raro en Egipto: la lluvia, que cayó durante un par de minutos mientras degustábamos un café y un brownie en el pulmón verde de la ciudad. Ya por la noche, visitamos a los derviches, cuyas danzas girando sobre si mismos durante minutos y minutos nos dejaron pasmados.


Derviche girando



Al día siguiente, acudimos al museo de El Cairo, para conocer al joven, desgraciado pero rico Tuntakamon. Había una sala aparte, la de las momias. Costaba 100 libras egipcias (unos 11 euros), y merecía la pena solo por ver el rostro del faraón más egocéntrico de todos: Ramses II. Otra mención aparte, son los papiros. Aquí me viene mi vena bibliotecaria: me dejé los ojos admirando la perfección y la conservación de esos rollos inmensos llenos de historias y jeroglíficos. Otros objetos que merecieron mi atención fueron las joyas, los muñecos, los amuletos con forma de dioses, las momias de los animales... Un placer, vamos.
Esta foto es de la poco conocida diosa Tueris, con cabeza de hipopótamo, que es quien cuida a las embarazadas y procura un buen parto. Me pareció graciosa, y tuve suerte, porque en teoría no se pueden hacer fotos en el museo. Puede que por eso me pasó lo que me pasó...


Agotados, esa tarde comimos en un restaurante de inspiración colonial (La Bodega), y después, visitamos el barrio copto, llamado también "El Cairo católico". Se trata de un conjunto de pequeñas casas e iglesias, rodeadas por una muralla y cortada al tráfico. Por lo tanto, un remanso de paz. Como lo visitamos cuando oscureció, pasamos un poco de apuro para visitar las iglesias, pero en alguna nos dejaron pasar.


Volvimos paseando cerca del Nilo, y allí tomamos un "barco discoteca". Los egipcios pagan por unos 15 minutos en un barco que recuerda un poco a las casetas de las ferias, solo que estas te llevan a recorrer el Nilo. En el nuestro, como había muchas parejas, nadie bailaba; pero lo tradicional es dar botes al ritmo de la música autóctona.

Y, tras cenar en un bonito y moderno lugar a orillas del Nilo, comenzó lo que se ha bautizado como "el interraíl egipcio", protagonizado por Garde, Nayix y la que suscribe.
Y eso será la segunda etapa.

0 Responses to "Egipto: Primera etapa... El Cairo."

Publicar un comentario