Ayer, como tenía una tarde de las mías, es decir, moña-moña; caí en el tópico de ir al cine un miércoles y ver "Orgullo y prejuicio". Película basada en una de mis novelas favoritas, de la aguda y poco valorada Jane Austen, hecha para el lucimiento de la actriz Keira Knightley.

No me imaginaba yo a Lizzy Bennet con esos morros sin duda operados, y tampoco con esa risa escandalosa. Otros aspectos de la novela están muy bien reflejados, como la madre obsesionada con casar a sus cinco hijas (sea como sea), el padre apocado que prefiere refugiarse en los libros y en su despacho y las hermanas pequeñas, escandalosas, frívolas y con poco seso.

Eso sí, al salir del cine, hubo el típico comentario de que faltaba "un poco de pasión". Ya lo había escuchado cuando vi, años ha, "Sentido y sensibilidad". Quien dice eso, es que no ha leído a J.Austen. Ya en la película se permiten un par de licencias que en una adaptación fidedigna no estarían (una joven soltera del siglo XIX, de buena familia, por muchos pájaros que tuviera en la cabeza, no saldría en bata y camisón a dar una vuelta por la campiña inglesa. En aquel entonces, no existía el Frenadol Hot Lemon), pero bueno... Esa es la magia del cine.

Mi recomendación: Buscar en librerías "Orgullo y prejuicio", "Mansfield Park", "Emma", "Juicio y sentimiento", "Persuasión" (en mi opinión, la menos interesante)... y ocupar un lugar en esa sociedad frívola que solo miraba la cuenta corriente de las personas y la belleza externa.

En algunas cosas, avanzamos tan despacio...

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